jueves, 21 de mayo de 2009

¿Tu hijo antes que tu marido?




A veces, la llegada del hijo puede desplazar al padre de su lugar en el corazón de la madre.




Muchos padres primerizos ven que tras el parto su relación de pareja se deshace, sin que haya un conflicto aparente que lo denote. Según los psicólogos y sexólogos, este es un tema más grave de lo que parece. Muchos matrimonios no sobreviven al primer año del bebé; si uno de los dos tiene una personalidad inmadura, la llegada del hijo dispara la alarma.



■ Tiempos de crisis.


Prácticamente todos los padres, al principio, se siente desplazados porque los ciudados y la constante atención que demanda el bebé hace que se detenga durante unos meses la evolución de la pareja. Pero, ¿Cuánto tiempo dura esto, y cuándo comienza a ser preocupante?


Cada pareja es diferente, sin embargo, si pasados los seis primeros meses, la madre no siente la necesidad de escapar por horas del bebé ni echa de menos la intimidad con su compañero, es evidente que existe un problema.


Todos los expertos coinciden en señalar que la incorporación de un tercero(el bebé) a una relación de dos requiere un proceso de adaptación que no es fácil. La madre se vuelca en el hijo con una devoción que todos conocemos, pero que debería normalizarse al cabo de pocos meses.



Madres posesivas.


Las mujeres que cambian de modo radical cuando tienen en brazos su diploma de madre no son concientes de esa tendencia y, por tanto, les cuesta prevenirla.


Les es difícil asumir que han dejado de estar enamoradas del compañero. Hay una acumulación de acontecimientos y sentimientos, y suelen pensar que su marido les sigue importando y esto es algo pasajero. Es lo que dicen, pero no lo que siente.


Y por supuesto que su pareja les importa, pero no como hasta ese momento. Si no quieren compartir actividades igual que antes y sienten que ya no saben ir por la vida sin niño, es que algo falta y la relación pelifra.


Pero, además, este tipo de conducta puede repercutir en el hijo, tanto si la pareja sobrevive como si acaba por romperse. Una madre dedicada en exceso al niño llega a ser agobiante.


Es el tipo de madre que necesita al hijo como muleta, corre el riesgo de criar a un niño que, al llegar a la edad adulta, puede tener rémoras psicológicas, sintiendo que cada paso que da hacia la independencia daña a su madre, y por eso lo posterga. Lo vemos a diario en las terapias. Distinguimos entre familias centrífugas, que ayudan a sus hijos a volar solos, y familias centrípetas, que trabajan en sentido contrario.



■ El hombre encerrado.

Si la flamante madre no es consiente de que tiene esas inclinaciones, ¿Cómo poder detenerlas y corregirlas? Del mismo modo que se resuelve todo en una relación personal: hablando. Pero hablar significa también escuchar al otro, tener en cuenta quejas y no detenerse en si tiene razón o no. Si cuando el padre dice que se siente marginado, la madre decide que sólo son celos del niño, habrá perdido la oportunidad de ver una señal de alarma sobre su propio comportamiento.

La comunicación se dificulta por la tendencia masculina a no expresar lo que pone en peligro el arquetipo de hombre: ¿Cómo voy a quejarme de mi competidor, si es mi hijo y lo amo?. Es probable que niegue ese sentimiento y considere que es una mala persona.

Pero como también es consiente de que algo ocurre, desarrolla un resentimiento que obstaculiza la solución. Y, cuando por fin habla, puede que sea tarde.


¿Que puede hacer ella?

- El bebé es frágil y depende de la madre; pero, tomando precauciones, podrás disfrutar de momentos de paz con tu pareja.

- La sensación de cansancio es en, parte, mental. Tienes que aprender a relajarte, a pensar en otras cosas, por ejemplo en tu pareja. Conviene contarle a papá los problemas, pero no como una queja, sino para compartirlos con él y darle la oportunidad de saber lo mucho que absorbe un bebé.

- El cuidado del niño deja poco tiempo libre y lo que menos se antoja es arreglarse. Debes vencer la tendencia a quedarse encerrada en casa, en bata y camisón. Mirarte te hará sentir mejor y tu pareja lo notará.

- No se debe hacer el amor sólo por satisfacer al otro, hay que permitir que aflore el deseo. Conviene que olvides complejos y temores y piensa que él te sigue deseando como antes.


■ Vías de solución.

La terapia es una de ellas y logra sacar adelante a muchas parejas. ¿Cuándo hay que acudir al especialista? No es lógico ir al psicólogo a la primera queja, pero sí a la tercera o a la cuarta. Pero antes de eso conviene hacer autoanálisis y buscar puntos de encuentro. Lo que nunca hay que hacer es dejar pasar el tiempo creyendo que el problema se resolverá solo. Por no ir al psicólogo, muchas parejas acaban en el abogado.

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