Los cuidados del pecho.

Los senos sufren muchos cambios en el embarazo, por eso necesitan una atencion especial.

El pecho se trasforma a lo largo de los nueve meses que dura la gestación. No podría ser de otra forma, se está preparando para una labor esencial: amamantar.

■ En las primeras semanas.

Las mamas se suelen sentir más tensas o hinchadas y, a veces, los pezones duelen ligeramente e incluso pican. Las molestias son patrecidas a las del síndrome premestrual; la diferencia es que tras lograr el embarazo algunas mujeres aprecian que la areola se oscurece poco después de la primera ausencia del periodo.

■ ¿Y durante el resto del embarazo?

Los estrógenos y la progesterona (dos hormonas femeninas) se muestran muy activas durante la gestación y ocacionan cambios progresivos en el pecho. En general, debido al extenso desarrollo de las glándulas mamarias, los senos suelen ir volviéndose más voluminosos (hacia el final del embarazo cada uno puede llegar a pesar hasta medio kilo más que antes. Pero el aumento de tamaño no es una característica común en todas las mujeres, pues a veces el pecho crece muy poco y esto también se considera normal.

La areola y el pezón se oscurecen de forma paulatina y las glándulas de Montgomery (pequeños granitos situados sobre la areola que segregan una grasa natural, hidratante y protectora) se hace más evidentes. Conforme aumente el flujo de sangre del cuerpo, las venas se notarán más, a veces resultan exageradas, aunque ello no supone un motivo de alarma: cuando se abandone la lactancia volverán a su estado anterior.

Al final del embarazo se empieza a formar el calostro y pueden brotar algunas gotas de forma esponténea. Es una reacción normal sin ninguna importancia.

■ ¿Cómo se produce la subida de la leche?

Durante toda la gestación los niveles de prolactina (la hormona que produce la leche) se mantienen muy altos, pero los estrógenos y los progestágenos (otras hormonas del embarazo) impiden que aquélla actúe. Tras la expulsíon de la placenta estas dos hormonas bajan y la prolactina puede liberarse y provocar la subida de la leche.

■ ¿Se puede dar de mamar con prótesis?

Las prótesis no modifican los cambios que se producen en los senos durante el embarazo, ya que están colocaladas entre la glándula mamaria y las costillas. Por el mismo motivo, tampoco tienen por qué afectar el desarrollo de la lactancia.

■ ¿Hace falta utilizar brasieres especiales?

No son imprescindibles. La comodidad primero: hay mujeres que, tanto en la gestación como en la lactancia, se siente más cómodas sin sostén . Sin embargo, para otras, en especial las de pecho abundante, resultan muy confortables. En las tiendas de maternidad venden modelos adecuados, pero también pueden servir los de uso cotidiano, siempre que se adapten bien y no opriman (los de tiras anchas sujetan mejor). Si al final del embarazo quieres comprar un par de brasieres de lactancia (llevan broches en las copas para bajarlas al amamantar), conviene que sean de una talla superior a la que estás utilizando.

■¿Es necesario preparar a los pezones?

No sólo no hace falta, si no puede ser contraproducente. Glicerina, alcohol, frotarse con una tualla..., nunguno de estos remedios resultan útiles y, a veces, hasta irritan la piel (ahora está más sensibles que nunca). Las cremas tampoco son recomendables porque pueden interferir en la importante acción protectora que las glándulas de Montgomery ejercen sobre el pezón y la areola. Para evitar las grietas sólo existe una fórmula: adoptar una postura de amamantamiento correcta (la boca del bebé bien abierta, con el pezón y buena parte de la areola muy dentro de ella).

■¿Siempre salen estrías?.

No siempre, aunque aparece con bastante frecuencia. El crecimento de la mama es tan rápido que a la piel no le da tiempo de adaptarse. En todo caso, alguna crema hidratante (evitando pezones y areola) podría contribuir a mejorar la elasticidad, pero su eficacia no está plenamente demostrada. Los mensajes tampoco sirven de gran ayuda. En gestacíon las grietas tienen una apariencia violácea, aunque con el tiempo tienden a volverse blancas. No suelen desaparecer del todo, pero a veces llegan a pasar casi inadvertidas.