Aunque no se sabe a ciencia cierta en qué momento el pequeño empieza a distinguir los sonidos, sí está demostrado que cuando llega al mundo ya reconoce la voz de su madre, y que tiene un gran valor terapéutico para los prematuros. Al mes de vida el bebé muestra interés por los tonos agudos, y a los dos es capaz de dirigir la cabeza hacia el lugar de donde viene el sonido, responde a sus padres con grititos y mueve su cuerpo para comunicarse. También es capaz de distinguir entre un tono cariñoso y una disputa. Puedes fomentar su aprendizaje hablándole con suavidad desde que nace y estimulando su oído con sonidos agudos.
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