domingo, 3 de mayo de 2009

La realidad del parto en agua.

El agua tibia durante el parto fomenta el proceso fisiológico normal del nacimiento y permite que la paciente esté más relajada, ya que las molestias se reducen, de esta manera la mujer puede tomar fácilmente el control del proceso de parto. Sin embargo, es necesario tener en cuenta algunas medidas para evitar complicaciones:
■ Que la mujer haya tenido un embarazo con un control prenatal normal.
■ Que aya recibido instrucción para el parto natural (psicoprofiláctico) para que tengan mayor conocimiento de lo que vivirá en este proceso natural y pueda controlar mejor el dolor mediante ejercicios de respiración y relajación.
■ Que haya un médico familiarizado con la atención de partos naturales acuáticos.
■ Que la placenta sea expulsada fuera de la tina, de lo contrario el agua podría introducirse en el útero de la madre y provocar una embolia.
■ Que la temperatura del agua de la tina sea de 37.5 y 38 grados (un poco más elevada de la del líquido que guardaba al bebé en el vientre), ya que si es menor podría provocar el reflejo de inspiración en el bebé y éste tragaría agua, lo que le ocasionaría un problema respiratorio.

El bebé no debe permanecer totalmente sumergido en el agua después de nacer, sólo su cuerpo y no la cabeza, para permitirle respirar con libertad.

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