jueves, 14 de mayo de 2009

La fruta, muy vitaminada.

Hay al menos cuatro excelentes razones para comer a diario un poco (y si es mucho, no importa).


Todos sabemos que la fruta aporta vitaminas a la alimentación. Unas, como el durazno, chabacano, sandía, melón y plántano, son ricas en vitamina A. Otras, como la fresa, Kiwi, naranja, mandarina, toronja, lima y limón, contienen mucha vitamina C. La fruta suministra además otras vitaminas (niacina, tiamina y B2), minerales (potasio y magnesio) y carbohidratos.

Para obtener el máximo partido de estos nutrientes tu hijo debería comer al menos dos piezas al día: un cítrico (naranja, mandarina, toronja, etc.) y otra cualquiera.

Si es de los que no puede ver la fruta ni en pintura, puedes ofrecérsela en jugo cuando tenga sed, porque ésta también está formada por agua.

Cualquier momento del día (media mañana, media tarde, desayuno) es apropiado para comer fruta, y no sólo después de las comidas. La piña y la papaya son perfectas para el postre porque ayudan a hacer la digestión.

La fruta entera aporta fibra, una sustancia que corrige el estreñimiento (salvo que se deba a un trastorno físico). Las ciruelas, kiwis y uvas son eficaces laxantes.

En general, la fruta nos ayuda a mantenernos saludables: las moras moderan la tendencias a la diarrea, y los jugos de uva son ideales antes de hacer ejercicio.

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