■ Tienes un rato libre mientras el pequeño duerme; pero, en lugar de compartirlo con tu pareja, te quedas en el cuarto del bebé o arreglando la casa hasta la próxima toma.
■ Sientes deseos sexuales a lo largo del día, pero cuando llega la noche, pones excusas.
■ Olvidas una y otra vez compromisos y proyectos que tu pareja te ha comentado en varías ocasiones.
■ Te descubres hablando con el bebé de asuntos que antes comentabas con tu marido y que ahora no compartes con él.
■ Con la excusa de que así va a descansar mejor y no lo quieres despertar al dar pecho al bebé, te trasladas a dormir al cuarto del niño.
■ Tu pareja pasa más tiempo fuera de casa que antes del nacimiento alegando motivos de trabajo.